viernes, 6 de enero de 2012

POEMAS A LA CARTA


Es acida la alegría
que se escancia
en el espíritu doloso de las pupilas
cuando se enhebran lágrimas fatigadas.
Mi sangre, escribe fábulas
lavando el rostro de los santos
que se cuelgan sin milagros
vestidos con hostiles silencios de rutinas.
Mientras escribo cómo un estrafalario
y pinto mis paredes
con poemas a la carta,
descubro que el tiempo
es una arruga maquillada sin dueño.
José Manuel Acosta.