miércoles, 27 de febrero de 2013

DE COLOR OLVIDO CLARO



Me puso una copa de vino
con olor a silencio
a espaldas de la mesa
que hacían sospechar a mi boca,
lo incomodo del olvido
cuando te bebes a sorbos el tiempo.
A mi izquierda,
donde la promiscuidad del corazón
guarda lealtad al amor,
se degüella la soledad                                                 
a su antojo
que como siempre
corre cobarde con más preguntas que respuestas.
Siempre aparece
con la sonrisa irónica del reclamo
vestida de cansancio y encajes de necesidad,
demandando su boca
 una condena de por vida
porque a medida que su sombra
muerde la timidez,
los sueños
mueren cotidianos
y me contoneo,
en un alarde de efímera sabiduría
aunque siempre hay una grieta
por donde se escapa la felicidad.
 
 José Manuel Acosta.

martes, 5 de febrero de 2013

LA OTRA CARA DE LA VIDA II




No pretendo hacer didáctica mi palabra, ni siquiera me planteo desde la perspectiva interna de mi mundo, vivir eternamente en la existencialidad del verbo.
Mi palabra se oculta insegura en las ventanas del mundo, se acomoda en la sombra de las aventuras y se estiliza cuando el alma de mi pluma enciende gestos.
Allí, en un blanquecino papel arrugado, la palabra es leal aunque a veces su bondad se quiebre entre los dedos .
Cuando la soledad me inquieta, sostengo la ingratitud entre gritos mudos con lágrimas en posición fetal,
arañándole a los adverbios una felicidad quebradiza, ella quiere rendirme homenaje entre cipreses
aunque exhale posdatas de vida.
A menudo me siento como un libro, sólo uno puede escribirlo, pero todos pueden besarlo y así ,
me he guardado los sueños sin darme cuenta que el tiempo roba tus ilusiones y pocas veces te las devuelve, pero he aprendido que mientras tú sonríes, los hipócritas no aplauden.


José Manuel Acosta.

sábado, 2 de febrero de 2013

EL BAÚL DEL HIPOCRÍTA




( Se desvanece el aire

mientras mi sombra se contonea
en un alarde de efímera sabiduría,
se desabrochan los por qué
sin la anciana palabra
desgastada
en el aposento de la virtud
cuando me consumo entre verbos inacabados )
Cogen postura
las arrugas del mendigo
cuando en la palma de sus manos,
el silencio manipula los  gestos de una moneda
al tiempo que su lengua estrafalaria
siente curiosidad por las necesidades.
Los ojos
reclutando lágrimas
se extinguían sin consuelo.
Más allá de un juicio justo
el hombre de boca argüitiva,
seguía perdiendo
el sentido de la vida,
temiendo que algún día
su corazón no encuentre motivos
donde guardar la  voz.

José Manuel Acosta.