martes, 29 de septiembre de 2015

SENSIBLES-DÉBILES


Hay días que desordeno los momentos
y busco la felicidad
por si se ha quedado entre paréntesis.
Las almas son ambiguas
cuando no hablan
y el silencio lo abarca todo,
como el hiato de las cartas
que no se escribieron nunca.
Cada flecha sigue su blanco,
y uno descubre
que las nubes existen
porque tanto sol
quema demasiado.
Todo, en su justa medida,
perdonar constantemente
no nos convierte
en sensibles sino en débiles.


José Manuel Acosta.

NANAS DE MAÑANA


Quiero nacer de nuevo,
sin la resurrección de los recuerdos
que me deforman peligrosamente.
Sin los gestos que huyen
de los descuidos,
que llegan tarde
a perderse
entre todos los poemas
que he escrito.
Me gustan las negaciones
que se quedan en algún sitio,
como cuando te leo
los labios a escondidas.
Me gusta ese olor a silencio
que dejas en mi cuerpo.


José Manuel Acosta.

EL VACÍO DE LA MEMORIA


Puedo besarte en forma de verso
o llevarte los besos a la cama.
Irnos al sótano de los sueños
y mientras juego con tus dedos
poner los ojos en la misma dirección.
Publicar los improvistos
que salen de tu boca
y hacernos intolerablemente prohibidos
para no olvidarnos.
Buscar donde nace la inocencia
por si me has parido
porque siempre fui tuyo.
Por eso, he contado uno a uno
los que te hicieron llorar
porque nadie sabe cuánta sal
tienen las lágrimas
hasta que no escuecen en las heridas.
Los perdones son como los muertos,
no todos son buenos.


José Manuel Acosta.

sábado, 19 de septiembre de 2015

QUÉ NOS FALTA


Me quedan las palabras
que son para olvidar
y llegan despacio a las decisiones.
La soledad se escribe
en mayúscula
cuando no hay tributo al corazón,
o prefiero teñir la memoria
efímera de los calendarios
porque siempre queda
una despedida pendiente.
Será que la muerte
es lo único
que nos acerca entre tanta distancia
porque nadie se atreve,
nadie se atreve a nada.


José Manuel Acosta.

ANTES QUE ME OLVIDE


Puede que algún día esté lleno de tristeza
que no me quede tiempo
para descongelar palabras
porque era demasiado niño para pedir perdón.
Hablaré entonces de cuando tú volvías
para encontrarte conmigo,
de cuando la impaciencia está revuelta
en la cama y no había esperas a sudar de nuevo.
Poner juntos las flores que hablaban
del silencio de nuestras manos
mirando los años mientras duermen.
No quiero esperar a que tus labios
solo sirvan para enfriar la sopa de mi cuchara,
a que me hables sin que yo lo sepa,
sin saber para qué sirven las intenciones
que se acuestan con nosotros.
No me da miedo la usencia
sino que nos olvidemos de encontrarnos.


José Manuel Acosta.

LLENOS DE VIDA


Podría imaginarte despertando conmigo
metiendo los sueños en pompas de jabón
que nos limpie los prejuicios
para ser felices cuando nadie nos ve.
De marcar con arena los tópicos
y dejar escrita la vida en paredes de cal
o en esa libreria erótica que cubre las sábanas
de todo mal.
En algún momento, me he dado la vuelta
para rogarles silencio
a tus besos con mi boca.
Qué bonito es abrir las ventanas
y que todo huela a ti pensando
qué es la felicidad sin dejar de mirarnos.
Fue entonces cuando surgió la necesidad
de hacernos el amor.


José Manuel Acosta.

TREINTA POEMAS DE AMOR


 

Cuando la verdad se inclina
no hay perdón suficiente
ni es alegre la costumbre
de poner media voz en los te quiero.
Me gusta quererte cuando estoy dormido
de perderme en algún poema que puse en tu boca
para borrar los caminos de la tristeza
y llevármelo todo partiendo de la nada.
Te veo con los ojos cerrados
por si algo se desmorona por dentro,
por si tiene fiebre el recuerdo
o se confunden mis manos de memoria
o no sueño en silencio
porque vienes pronunciando palabras de amor.
A veces muero
para que sientas
los profundos latidos del corazón
y si algún día te pierdes por mi alma,
seguiré callado
para sentirte solo mía
mientras preguntas si sigo muerto.
Aun cuando no llueve
me mojas por dentro.


José Manuel Acosta.

viernes, 4 de septiembre de 2015

BREVEDAD DEL SILENCIO


Empiezo a querer lo que me quitaron,
a cortar porciones de tiempo
y hacer las maletas del silencio
para no volver.
He cosido los finales,
simplemente eso, los he cosido
para empezar eterno
en algún lugar que se mira
hasta gastarse.
Tengo la oportunidad
de recomponer lo roto
seguir con la anomalía que tiene
el corazón que perdí
en alguna parte cuando
no sabía respirar.
Me he dado la vuelta
y veo cosas perdidas
que quise dejar de estar y no pude.
Las distancias miden igual
por esas pequeñas cosas
que dejamos en el camino.
Yo sólo pasaba por aquí
y una vez abierto,
me obligaron a cerrarme para siempre.


José Manuel Acosta.

ANTES QUE SEA TARDE

Nadie crece más como quienes
hemos sabido curar el corazón
cuando otros creían
que no teníamos.

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Hay una calle asfaltada con pasos de nadie
con las esquinas contando historias
y en algún café doblándose los sentimientos a solas.
Las aceras con el transitado equilibrio de las prisas
llevan la ordenada costumbre de los difuntos
con la rígida plegaria del calvario en las miradas.
En lo más alto del alma,
un grito de sangre coagulada
se filtra por la ausencia de los que ya no están
y algo parecido a la razón,
empieza a contar las horas que se fueron
por el camino de las intenciones.

José Manuel Acosta.

DIME TE QUIERO, DIME TE AMO, PERO DIME ALGO

De tu boca a la mía
hay una palabra de distancia
con los ojos cerrados.
Todo se muere
cuando nace un nombre
que deja de quererte con los años
para amarte cada día.
Hasta que llegan los poetas
y lo llenan todo de adjetivos.
Esto del amor es tan extraño
que me duelen más las cosas
cuando fluyes dentro de mí.
El amor pone prisas al cansancio
como si se fueran a acabar los días,
todo es inevitable,
todo eres tú bajo mi piel desnuda.
Y empieza como los grandes árboles,
desde una pequeña semilla
que alguien guardó
por si se quema el bosque.
Amor es medio verso
completando un poema
que se clava en las entrañas
porque todo se filtra en el esparto.


José Manuel Acosta.
Criticarán tus errores
pero pocos realzarán tus virtudes,
se apiadarán de tus tristezas
pero odiarán tu felicidad,
te juzgarán más por lo que digan
que por lo que conozcan,
que nadie premiará tus esfuerzos
pero castigarán tus debilidades.
A veces serás una circunstancia
para quien has dado prioridad,
que no te hará daño quien quiere
si no a quien dejes.
Pero sobre todo piensa que los que más te quieren
no son los que apagan contigo las noches
si no los que encienden tus amaneceres.


José Manuel Acosta.

ALGUNA VEZ


Puedo perder las palabras
cuando intento ordenar
los gestos fingidos,
escribo sobre
el silencio
del marmol,
donde hablan
los cipreses
que guardan recuerdos
para siempre.
Unas flores dicen
que alguna vez
fuimos alguien,
que dije muchas
palabras calladas
buscando la perfección.
Todas se encuentran
hablándole al tiempo
sin apariencias.
Me llaman el triste
los felices que
lloran a solas.


José Manuel Acosta

REQUIEM SIN LÀGRIMAS


Las doctrinas hablan sin quebrarse
y su aljibe de latidos
bucan complices
para descansar en paz.
Los requiem se hacen populares
porque ser bueno
es ir a misa los domingos
y nadie te reprocha
el resto de la semana.
Busco una isla blanca
o un camino
donde sembrar lágrimas,
donde los muertos
se ríen de las oraciones
que celebran la vida
entre copas de vino.
Es curioso que nos demos la paz
cuando fuera,somos extraños
y nos importa una mierda
lo que sienta el corazón del otro.
Qué aburrido debe ser
rezar por la sangre derramada de cristo
mientras vemos
como otros se desangran.

José Manuel Acosta.

PACHAMAMA


Insisto en respirar cuando los jamás
están intactos y tienes
que volver a la existencia.
Es abstracta la esperanza
y no es casualidad
las pestañas saladas,
más que el rigor mortis
de la vergüenza
son los parecen
en el cuarto a oscuras de la verdad.
Las muertes que se callan
son cenizas de la conciencia.
Prefiero un héroe anónimo
que los que pierden el tiempo
escribiendo su nombre a tientas.
Ponerle fecha a la muerte
de los niños
es demostrar
que nos hemos matado
nosotros mismos.
Y allí
donde quieran que estén mis versos
habré hecho una denuncia
y ganado una batalla.


José Manuel Acosta.

EL INTERIOR DEL AMOR ES UNA PALABRA CON MEMORIA


Parece que regresas con alevosía
decididamente a poner costumbre en mis labios,
a retrasar los días que discuten
quién amará con más silencio
para escuchar tan solo al corazón.
Te amé desde aquel día
que le puse una frase a tus andares
para que un soneto burlesco
me busque por todas las partes de tu cuerpo.
Y soy ése engreído poeta
de palabra mohosa
con el vocabulario que busca
traducir a otro idioma el amor.
Hace muchos años que no creo en los remordimientos
porque los que te hieren con la mano izquierda
solo quieren un día de nuestra vida
para soportar su tormenta.
Entre la realidad y el deseo
hay toda una vida
como si nos acabáramos de enamorar.
Para que una historia de amor sea eterna
tienes que conseguir que los días
no parezcan iguales.


José Manuel Acosta.

UN DÍA PERFECTO


La herida vulgar que no se queja
tiene el tiempo humilde
poniendo a remojo los recuerdos.
Dicen que la noche recita poemas
para escupir los después
sin reproches
o te destripen el alma
sin derechos de autor
porque los analfabetos
no saben leer el corazón.
Sentémonos en las
esquinas de las casas
donde tú y yo
dejamos de ser alguien.
La vida es una duda en paréntesis
guardando las despedidas
en secreto
al repasar las equivocaciones.
Cuando velamos a nuestros muertos
nos damos cuenta
de lo perfecta que es la vida
y que todo tiene solución
menos la muerte.


José Manuel Acosta.

DE PAPEL MALEABLE


Tengo el alma llena de garabatos
de palabras contagiosas
que revientan mis manos
en forma de puntos suspensivos.
He llegado al imposible
mientras rebusco en mi memoria
la teoría de la vida
y el perdón horizontal
con hambre de clemencia.
Me hierve cada latido
que no busca promesas
para hacer borrones y cuentas nuevas.
No sé si vienes o voy
o te encuentro por casualidad
con los bolsillos llenos de primaveras.
La vida es una cometa
negociando los nombres
que tiene la muerte
por si podemos borrar
el nuestro de la lista.
Casi siempre nos encuentra antes
de ser felices.


José Manuel Acosta.