viernes, 10 de julio de 2015

ALJIBE DE SUEÑOS



Y de pronto, viene inerte el tiempo
entre los débiles
con la soledad mendiga
a devolvernos lo extraño
de la sumisión.
Lo sé, las lágrimas
son el interior en relieve
ni espero que me esperes,
ni que juntes palabras
en el eco
ni del cómo ni del cuando.
Ya te digo yo
que cuando madrugan
las mañanas sin esperanzas
el hambre solo cambia
por la posición del sol
porque nadie sabe
cuánta sal tiene el mar
hasta que no te escuecen las heridas.
Desnudos, si, golpeándonos
contra las rocas,
pero sin saber
que todos vamos
al mismo sitio
esperando que nos sientan
de otra manera.
Los muertos,
están obligados
a entenderse
porque hubo un tiempo
que dejaron de hacerlo.

José Manuel Acosta.

jueves, 9 de julio de 2015

MARI-POSAS



Préstale un motivo
a mis años,
a los números impertinentes
de las viejas mañanas
que se llevan los aniversarios
de los almanaques.
Vienen las dificultades
con alevosía
cuando discuten los labios
marginados
separando las palabras
que no existen.
Te cuento la historia
de un beso
que se da con la mirada,
de aquél me falta algo
mientras ya era mía tu boca.
Fue aquél día
cuando en la puerta de un cine
firmaron autógrafos los sueños
que permanecen
en mi estómago
como si te acabase de conocer.
Algunos lo llaman mariposas
aunque yo les puse
tu nombre.

José Manuel Acosta.

DON NADIE


Se me olvida escribir al olvido
porque se cansaron de mirarme los libros,
que me tiembla el pulso
oliendo a naftalina de cansancio.
Soy arcilla maleable,
de lágrimas que se meten hacia adentro
convirtiéndome en una adultera tormenta.
Oigo un piano en la noche
por si surge algún baile de censura
más tierno por dentro que por fuera
si la vida viene
con nombre de mujer.
No duele olvidarse del olvido,
lo que duele es el silencio transparente
y no saber si esta noche,
seguirá mi risa herida
porque no recuerde
lo que estaba escribiendo.
Dice mi pluma,
que está en la cintura de la muerte
y debo ser yo,
quien llene de escritura tu boca
antes que deje de conocerte.


José Manuel Acosta.

LA PIEDAD SIN NOMBRE


Pasa la vida cansada,
los pájaros vuelan sin eco,
los árboles
pierden por sus ramas
los amaneceres
y estamos los de siempre
buscando el oído de la sangre
antes que se escuchen las derrotas.
Es más trágica la muerte del alma
que quien mata sin piedad tu cuerpo
y sin que lo sepan,
ellos ya están muriendo
cuando limpian el látigo del odio.
A veces lo siento
doliéndome dentro
y me da asco
el herrero machacando
el dolor ajeno.
No todo es perdonable,
por eso me voy con mis letras
a otra parte
lleno de vergüenza.


José Manuel Acosta.

viernes, 3 de julio de 2015

TERRORISTAS DEL VERSO


Callarán los estribillos
de alguna canción protesta,
a la oquedad del poeta
que habrá hecho una denuncia
y ganado una batalla.
Vendrán los incosolables
a vender sus triunfos,
comprando la sangre
con racionamiento,
de las casas vacías
de gloria
y todos buscando
en las miserias de la historia.
Vuelven los absolutos
a morder el perdón.
Ya sólo falta
que sea catedral
el valle de los caídos,
y me obliguen
a lamer sus piedras,
y no,
no callarán la eternidad del poeta
que se asfixia
con la lumbre del silencio,
para que mis abuelos
no despierten las memorias
y todo se quede a media voz.
Igual mañana
paso de poeta
a terrorista
disparando con el corazón.

José Manuel Acosta.

EVIDENCIAS


Y al final, me fui por poco tiempo
con la visita gastada
de fragmentos ausentes,
como la palabra que se rompe
en la media voz de los finales.
Me fui con distintos silencios
y el abecedario sin dueño,
con el reclamo de las farolas
en la noche.
Respiro en los declives
ahora que soy
dueño de mi aire,
Ahora
que marcharte y marcharme
no tienen
la misma distancia.


José Manuel Acosta.

MATERIA ORGÀNICA


Tengo la madrugada
a medio hacer,
escribiendo como el escalofrío
de los pájaros
que vuelan
por el exilio de los nombres.
No confío
en los clítoris de los juicios
que pierden la conciencia
de las palabras
y se pintan la boca
de carmín esquivo,
el amarillo de la desgana
que se esconde queriendo
imitar a los profetas.
Los grillos cantan
entre las piedras rugosas
para silenciar
la orilla de los pecados.
En un instante,
cuando todo empieza
a ser breve
en el rumor de la guadaña,
vienen las prisas
a oscuras
guardando los secretos.
Estuve loco un día
en el que sentí
vergüenza de quereme.


José Manuel Acosta

SIN LÍMITES


Te amo porque me pesa lo cotidiano,
poque siento
el ruído de los besos
silenciando el corazón
y se pierde lo que no se busca.
Sé que caminan
serenos los años,
sobre todo
nadie molesta mis pasos.
Que tengo los días oxidados
y tomo caramelos de menta.
Ya sé que le toso
a la fortuna
que tengo los muebles tristes
y busco las primeras cartas
perdidas en la memoria.
Acostúmbrate
a mis arrugas pacientes,
al gramófono cansado,
a las paredes sin voz
a los lugares del pasado.
Acostúmbrate,
cuando todos nos crean dormidos,
nosotros despertaremos
las oportunidades.
Que todos nos venden su cariño
pero ninguno
nos compra la soledad.

José Manuel Acosta.

BAJO EL SOL DORMIDO


Los gestos no esperan compañeros,
es más lenta la noche
que se marcha a comprar cariño
para decorar el vocabulario
cansado.
Tienen el idioma
resumido de la felicidad,
el esperma escarchando el olvido
de las lágrimas sin saldo.
Aceptan mi silencio que es peor
que la juventud de los años
que tiene la muerte.
Necesariamente vivímos
en otro estado de conciencia
por miedo a los parecidos
aparentando otra cosa.
Nuestros últimos días
se apoyan
en los sinónimos
de la vida.


José Manuel Acosta.

ESTAMOS INCLINADOS


Estar aquí,
con las formas irregulares de la vida,
con la edad temprana de las horas
que tienen cuerpos parecidos
y protestas distintas.
Están las calles decoradas
de historias ,
donde los niños no tienen prisas
y nos miramos
intentando engañar a los años.
Me falta por ver
porqué se desordenan los latidos
que se arrojan pobres
en las puertas del verbo
sin llegar a ninguna parte.
Yo también creí
que por vivir de distinta manera
no íbamos a morir iguales
y resulta,
que todos tenemos
los mismos gestos en la muerte.
Hoy estoy aquí
porque sé
que mañana
nos veremos en otra parte.


José Manuel Acosta.

NO DEJARÉ QUE VENGAS CONMIGO



Te busco en los paréntesis de las calles,
en las casas sin números con historias,
en los tiempos y en los hechos
en los seguramente y en los posibles.
Te busco en los encuentros causales,
en las rimas sin destino y en
los largos viajes de las palabras imprudentes.
Estás aquí, con la puntualidad de la noche,
con los versos de las ciudades entre tus dedos,
en la luz que vigila el mar,
en la señal de la santa cruz en tu frente.
Tú siempre estarás en la edad
de los capítulos de mi vida
hasta que sea Dios quien decida
que viva en tu memoria
y ese día, vístete de blanco
porque el amor
no tendrá horarios establecidos.

José Manuel Acosta.
Todos los días traigo a mi memoria a una persona distinta de las que han pasado
por mi vida, personas que no han sabido
licuar el miedo porque la densidad
de sus lágrimas, se derramaban al rededor
de mi sensibilidad.
Y las traigo a mis recuerdos porque,cuando
nombrarón mi existencia ya tenía unos cuantos años de falta de debilidad a mis espaldas.
La gente cree que con la sensibilidad compran
el olvido y certifican con ello la muerte
de tu debilidad, muchos equivocaron
con frecuencia esa idea para herirte
con sus propias frustraciones porque son
criaturas que no podrían quedarse embarazadas
de bondad e intentan desequilibrar
tu autoestima de alguna manera
para que seas como ellos.
Nuestra memoria, es un gran fichero
de anécdotas que abrimos con rapidez
cuando alguien viene bien encuadernado,
con el interior lleno de tachones.
Hoy, en este momento, mientras escucho a la hija de mis vecinos cantar con alegría su canción favorita; por tantas veces como la repite,
me acuerdo de una adolescente que me pidió
consejo para resolver un conflicto familiar.
Nunca pensé ni por un instante,
que aquella persona de carñosas palabras
para la gente, perteneciente a un grupo
de mujeres maltratadas, actuara con tanta
frialdad maltratando a su hija con el silencio convenido del miedo.
Ahora, cuando compro un libro,
no me dejo influenciar por su portada
porque, cuando empiezas a leerlo te das cuenta
que debe estar en la basura.


José Manuel Acosta.