viernes, 6 de marzo de 2015

¿Y SI TE LLAMO AMOR?

Claro, que si después
de haberte amado
de haberme quitado
a pellizcos
los quebrantos
y olvidar que el corazón
respira sin piedad
los bocados
que da el olvido,
me habría acordado
de tu nombre
de las mil maneras
distintas
que puede sentir el alma
su agonía.
El amor no provoca enojos
porque entre idas y vueltas
de los labios
algún beso espera
otro viaje
aunque sigan ciegos
los pájaros.
Estoy en esa estación
sin nombre
mientras pasan de largo
las promesas.


José Manuel Acosta.

jueves, 5 de marzo de 2015

Cuando el dolor es ajeno
estamos en penitencia
si las lágrimas son almas invisibles
y las intenciones un grito malvado
que se traga lentamente
nuestras condiciones de mortales advenedizos.
Las huellas que se quedan
impresas en el corazón
no son interrogantes para los mortales.
No debería ser el dolor de otros
distancias entre los hombres,
sino la posibilidad de que existamos
por algo más de lo que ya sabíamos.
La piedra angular de la existencia
es saber empatizar
con quien agoniza sin consuelo
y busca un abrazo para poder coser
las heridas abiertas.
Quizás tengamos que rezar
por nosotros mismos
y no por los demás.


José Manuel Acosta.

HE IDO A LO QUE PARECÍA

Se irán mis años
a dibujar siluetas
ahora que la muerte
empieza a conocerme.
Tal vez en ese otro lugar
todo sea más frágil
porque aquí
las pupilas
no distinguen los nombres
y nos saludamos,
con menos intención
que las negaciones.
Llevo un rato
pensando,
si el otro lugar
de las almas
tiene el mismo
color la sangre
y las palabras
se dicen de fuera adentro.
Creo que
me he equivocado
de lugar
o que aún
no han llamando a mi puerta.
Sumando todas las palabras
hay verbos
que restan las diferencias
aunque multipliques
las intenciones.
Alguien me dijo
que para comer fruta
tienes que abrirla por la mitad


José Manuel Acosta.
¿ Cuánto dura un momento?
Un momento que enseguida vuelvo.
Pues ese momento debería durar
exactamente un minuto y medio.
En la medida de tiempo de los antiguos romanos
una hora estaba dividida
en cuarenta momentos, cada momento. noventa segundos, un minuto y medio.
Quizás entre lo bueno y lo malo de la vida
nos separen a todos un momento, tal vez
sea lo que dura la llama del amor
o el olor de la muerte.
Dejadme un momento vuestros besos
que hace un momento
empiezo a respirar.
De un momento quien sabe
si no depende toda nuestra vida.


José Manuel Acosta.
Esboza esa sonrisa cuando te estás quemando
en los infiernos.
Al menos que tenga una prueba convincente,
guardaré mi nombre
porque los diablos están por cualquier parte
impugnando a riesgo de equivocarse,
la vida de todo el mundo.
Quien no soporta su vida raramente es capaz
de soportar la de otros, y si tienes
cuarenta hectáreas de felicidad
la rehabilitación de la empatía
será más dura que la de un drogadicto porque al menos ellos se hacen daño asi mismo.
No todos los árboles dan sombra y no por ello
dejan de ser árboles.Por eso creo que nadie es inútil,si no que llevamos ritmos distintos y hablamos de distinta manera siendo igualmente válidas las palabras.
A veces me gustaría ser mujer para saber
qué se siente dando vida y no pariendo
estupideces que es lo que tienen en común
los imbeciles, cuando entre cervezas y borracheras, dicen que follan tres veces al día
y su mujer en la peluquería habla de cuánto le gustaría tener a un tal Grey esposado a la pata de su cama.
He comprobado en mis propias carnes
que cuanto más luchas por los
derechos e igualdad de la mujer
más miedo demostramos y tenemos los hombres porque, mientras que una mujer
puede hacer lo mismo que un hombre
al revés es imposible.
La diferencia es tanta
que una mujer folla por amor
y nosotros lo hacemos
por puro vicio y algunos hasta se llaman
hombres a base de hostias y hasta
son capaces de ir a comulgar
porque saben perfectamente
que Dios creó al hombre
como el sexo débil y ya hasta la iglesia
se encargó de quitarle la razón.
La mayor estupidez del hombre
es creer que la mujer
nace de su costilla
cuando ya está demostrado,
que es el cromosoma masculino Y
el que procede del femenino X.
Pobres ilusos.


José Manuel Acosta.

lunes, 2 de marzo de 2015

PROPOSICIÓN INDETERMINADA



Deja la meticulosidad
de mis manos
inventando un beso
donde tus muslos,
reclaman la vida
cantando como una cigarra
entre tus pechos
porque mi lengua
es un manuscrito de onomatopeyas
y la excitación
un reloj de arena.
Me excita el erotismo de tus ojos
desvaneciéndose
con el arma poética de eros
por el sudor de nuestros labios.
Cómo me gusta ser
la palabra endémica
sanando en tu cuerpo.
Aquí estamos,
donde no nos alcanzan los espejos.

José Manuel Acosta.

NO SOY INOCENTE

Después de acentuar
bien todas las palabras,
de pasar a limpio los gritos
y convertir en verbos los silencios,
después de estar aquí y allí
mis pensamientos
equivocándose tantas veces las ganas
porque los errores me han humillado
pero también me han hecho más humilde.
Después de todo eso,
no quiero corregir
ni uno sólo de mis años
aunque no sé cuando volveré
con la caligrafía aprendida
los versos en un bolsillo
recitando la vida de los muertos,
cuando hay quienes levantan
el muro de las incomprensiones
y yo voy ya por la digestión
de la flora de Jericó
para que no puedan
enterrar mi conciencia
yéndome en silencio.


José Manuel Acosta.

AMÉN NO ES UN NOMBRE

***********************************
Por la calle larga de los ojos de aluminio,
con el alma estrecha
de las manos de albero,
por las banales intenciones
de la boca epistolar
y todos los que murieron
entre mis dedos
al besar su nombre.
El luto expresa la muerte
de las conciencias
cuando nadie ve
el dolor por dentro.
Vivimos más por el qué dirán
que por lo que decimos
de nosotros mismos
y admito que soy un charlatán,
porque sé que estaré
más tiempo callado
cuando vengan a poner
palabras a mi boca
los así sea
y mas líbranos del mal
duerma en el mismo
cuento durante siglos.


José Manuel Acosta.

MISA DE DIFUNTOS

Tenía esa mirada que solo el tiempo puede dejar
cuando parpadean los silencios
respetando el dolor que tantas veces
se muestra indiferente.
Sus necesidades caminaban en la memoria
sufrida de los penitentes porque a los dioses
se les olvida las obligaciones con sus fieles.
Me miró, como quien sanciona
las horas que nada cambian y te mantienen
en una asimetría con el presente
porque los años no tienen nada que perder.
Con una voz que no beneficia a nadie,
me invitó a pasar al salón, aquello
parecía una cofradía de reivindicaciones,
el olor a cisco me hizo retroceder
a la infancia de los valores,
a la cocina con olor a pestiños y miel.
Por un instante me detuve frente
a la ropa camilla recordando mi pasado
donde las risas no tenían horario
creyendo que sería así para siempre.
Mantuvimos una larga conversación,
de esas que van cosiéndote por dentro
y dejan tu pundonor a la altura de una mierda.
Me levanté y recorrí los escasos pasos
que había hasta el aseo ( yo lo llamo cuarto de baño) porque es donde te quitas tus miserias
y te lavas la hipocresía que has llevado
durante todo el día.
Me despedí con un gesto de agradecimiento
austero para ocultar el duelo
que había dejado en mi corazón.
mientras, en la iglesia de al lado,
las campanas tocan a muerto
y las flores están de oferta.



José Manuel Acosta.