miércoles, 26 de agosto de 2015

A PESAR DE LOS AÑOS


Alguien grita mi nombre,
no sé si tiene propósitos
de señalarme con el dedo sucesivo
que abre las puertas del olvido.
Oigo las canciones lejanas de mis abuelos
donde un beso tenía más palabras
que las de un poema;
y el tiempo te deja
como una pared vacía.
No me culpo de llorar la felicidad,
de seguir el viaje de los que se han ido
para guardar mis penas en un bolsillo
si recupero un abrazo en esas noches de fotografías.
Las palabras tienen que estar
recién cortadas
o corremos el riesgo de olvidar los nombres.
Tengo fachada de roble
del país de las armaduras de hojalata
porque es peligroso enseñar tu corazón
cuando aún estoy
aprendiendo a volar.
De los de entonces
sólo me queda una pared llena de cuadros.
Los años te enseñan
que ser sensible es un problema.


José Manuel Acosta.

TODO SE OLVIDA

Sólo la muerte olvida
y me senté a escribir un poema para ti.
Que no hable de la soledad
que lo trae todo hecho
con postura inclinada,
ni de recuerdos
ajenos a lo que todavía existe,
ni del silencio baboso
incapaz de poner
una palabra detrás de otra.
Le falta de todo a las horas
que esperan detener mi memoria
sin saber que es incapaz
de borrar la del corazón.
Me he asegurado
que todo huela a ti,
para que cuando
se amontonen las flores
que disimulan los te quiero,
sepas que me fui tranquilo
respirándote.
Donde estén nuestros cuerpos
es lo de menos,
es imposible poner distancias
a quien se ha amado.


José Manuel Acosta.

ANTES QUE SEA TARDE

Nadie crece más como quienes
hemos sabido curar el corazón
cuando otros creían
que no teníamos.

Hay una calle asfaltada con pasos de nadie
con las esquinas contando historias
y en algún café doblándose los sentimientos a solas.
Las aceras con el transitado equilibrio de las prisas
llevan la ordenada costumbre de los difuntos
con la rígida plegaria del calvario en las miradas.
En lo más alto del alma,
un grito de sangre coagulada
se filtra por la ausencia de los que ya no están
y algo parecido a la razón,
empieza a contar las horas que se fueron
por el camino de las intenciones.

José Manuel Acosta.

DIME TE QUIERO, DIME TE AMO, PERO DIME ALGO

De tu boca a la mía
hay una palabra de distancia
con los ojos cerrados.
Todo se muere
cuando nace un nombre
que deja de quererte con los años
para amarte cada día.
Hasta que llegan los poetas
y lo llenan todo de adjetivos.
Esto del amor es tan extraño
que me duelen más las cosas
cuando fluyes dentro de mí.
El amor pone prisas al cansancio
como si se fueran a acabar los días,
todo es inevitable,
todo eres tú bajo mi piel desnuda.
Y empieza como los grandes árboles,
desde una pequeña semilla
que alguien guardó
por si se quema el bosque.
Amor es medio verso
completando un poema
que se clava en las entrañas
porque todo se filtra en el esparto.


José Manuel Acosta.

martes, 18 de agosto de 2015

DOCE MIL DÍAS Y UNO MÀS


La poesía es el alma desnuda
de las palabras
cuando el corazón
tiene algo que decir.
Más dulce que la vida
son los besos,
como levadura en tus labios
y todo queda bien
en su mirada.
De cualquier modo te quiero
y antes que respires la fe,
yo habré rezado tu cuerpo
si vuelve lo que se repite.
Antes que te desnude
con la mirada,
estarán mis besos
en la otra parte
de tu alma
y un hilo de palabras,
cosiendo los latidos
sin apenas darse cuenta.
Nadie te amará como yo
porque todo me es ajeno
cuando la vida
viene con prisa
escondiendo la sonrisa.


José Manuel Acosts

ABISMO

Solo los muertos saben
que los días se van hacinando
y que los pájaros
siguen serigrafiando el cielo.
Tengo la extraña enfermedad
del poeta
que mira los sueños del revés
seduciendo al olvido,
y viene la soledad
como una ramera a pretenderme.
Me he prostituido tanto,
que dejé de vender palabras
ni comprar pecados
porque la felicidad
juega a su manera.
Esta mañana he desayunado
pan con mantequilla,
lo que dicen que comen los pobres,
pero me di cuenta
que peor es
no tener nada
con lo que alimentar el corazón.
Los pájaros serigrafian el cielo
pero hay uno
que vuela junto a mí.


José Manuel Acosta.

RECORDANDO GALICIA


Ahora me descubre la sangre
más de medio siglo después,
que los recuerdos no descansan
si los huesos desarman
al hombre cuando llora.
Que te vuelves inocente
cuando aprendes
a vivir desamparado
y estás ausente
comiéndote la vida.
A veces despierto buscando los gritos
que quisieron herirme distraído
y algo me atraviesa
para desheredarme
cuando me acosa el olvido.
He puesto cuidado
en no desordenarme demasiado
y quiero seguir sensible
para que de vez encuando
aquel niño
me devuelva la mirada.
Hoy he caminado por los recuerdos
y no sé en qué momento
estuve muerto porque
corrí más que la vida.


José Manuel Acosta.

viernes, 14 de agosto de 2015

ENTRE LOS SUEÑOS


Hay un trozo de mi vida pegado a tus labios,
como un relámpago
cuando se estrechan las nubes
y surge el milagro de la luz.
Muero cuando se acaba el beso,
en lo que fue nuestro imperfecto
y ahora es antiguo
como las idas en pendiente.
Bajo las escaleras
y huelo a un largo etcétera ,
sin reproches salgo al encuentro
de tus ojos,
de poesía joven y altares
que rezan por los hijos.
Me siento un pedante,
de los que no hablan pero sienten
que la fruta madura,
si sabe estar en el árbol
nunca se pudre.
Lo que hay entre los sueños
y la realidad se llama amor.


José Manuel Acosta.

Hace tiempo que dejé de dar explicaciones
cuando los que vienen tarde
inventan tu vida
por lo que le han contado.
Son los que se van temprano
porque forman parte de los verbos irregulares,
que para irregular, ya tendré tiempo de esperarme cuando esté en el osario
de los desconocidos.
No es bueno dar consejos porque están sacados de las experiencias y vivencias personales sin que las mismas, sean productivas para otros,
como las normas o los sueños, pero lo que a mí me va bien, puede que no lo sea tanto para ti.
Por ese motivo, las preguntas tienen como objetivo fundamental el cuestionarnos a nosotros mismos, y de las multiples respuestas que encontremos, quedarnos con la que creamos que más nos interesa pues aún errando
en la elección, nos quedan otras opciones.
Mostrar tu felicidad, tu amor, tu tristeza, será
criticado por unos y alabado por otros, y tendremos un problema si le caemos bien a las dos partes, porque entonces estaremos cambiando nuestra conducta para agradar de algún modo y satisfacer sus necesidades.
No hay nada mejor que ser uno mismo siempre y cuando cumplamos la regla número uno :
trata a los demás como te gustaría que te tratasen a ti.
Lo que si me cuestiono y me pregunto muchas
veces,es, cómo siendo tan solidarios desde la comodidad de las redes sociales, las ONGS siguen pidiendo voluntarios.Claro que,
es mucho más fácil y cómodo teclear solidaridad que demostrarla.
Y así, defendemos la vida de un toro
por encima de una persona mientras nos hacemos una barbacoa de chuletas de cerdo.
Muchos se preguntarán qué tiene que ver el principio y el final de éste escrito.
Pues lo mismo que la vida,
que queremos cambiar la de todo el mundo
sin cambiar la nuestra, porque,
todos queremos derechos
pero tener pocas obligaciones.

José Manuel Acosta.

CUANDO ERA UN NIÑO


...Me refiero a mi infancia,
al color de los zapatos viejos
que dibujaban sueños
cuando en la percha tonta
colgaba la memoria.
He sobrevivido
al lenguaje impuesto
de las modas pasajeras
cuando los sustantivos
eran mesa de domingo.
La vida es la muerte
escribiendo versos
mientras perdemos el oído
y de vez en cuando,
necesitamos una sobredosis
de amor
porque con cualquier abstinencia
se sufre.
Lejos de aquellos juegos,
el orgullo,
se vestía de sonrisa
y te das cuenta
que la niña que te gustaba
duerme contigo.
Necesito cerrar los ojos
para evadirme
de tanta tecnología.


José Manuel Acosta.

lunes, 10 de agosto de 2015

LO QUE NO SE VE


No me importan los poemas
sino la vida que dejo en ellos.
Para entonces, aunque sea tarde,
habrá cogido polvo el dolor
de las hojas que traducen
lo que se ama porque,
soy una sílaba libre
llena de pecados
más común que la tristeza.
En las próximas horas
será más pobre mi lenguaje,
más desconocidas las palabras
y posiblemente,
mi corazón hablará otro idioma.
Soy una línea delgada
esperando que algo me sorprenda
que ya tendré tiempo
que me den la propina.
No me importa la vida
sino lo tarde que llegamos a todo.


José Manuel Acosta.

viernes, 7 de agosto de 2015

DE PALABRAS ESTAMOS LLENOS


Pondré madurez a mis desordenes
por si un trozo de olvido
me devuelve el silencio
que amablemente
se quedará en dedicatoria.
Le puse palabras a la vida
mientras las veo dormir
sin ropa,
como quien no sabe
para qué sobrevive
y todo se queda antiguo.
Te juro que escribo
con el lenguaje de los fríos
porque la soledad
como el alma, no tiene sexo
ni cordura, ni cómodas posturas
que regresan en las cartas de despedidas.
En definitiva,
cuando me vaya de esta vida,
siempre habrá palabras inolvidables
escritas en los muros del silencio.
Entonces casi todo
lo innecesario
empieza por tener sentido
respirando con dificultad.
Te hablo
de lo que se pierde por descuido,
de lo pequeña que es la boca
con la cantidad de palabras
que llega a almacenar,
y así tan pequeño el corazón,
¡¡ cuánto amor !! cuanto...


José Manuel Acosta.

EL QUE TODO LO VE CON EL CORAZÓN


Son otoños salados
desgajando la tierra
para contar las hojas
que caen de los árboles.
Los años salvan la vida
cuando hay abundancia
de amor en el corazón
aunque se muden
las lágrimas de sitio.
Cerniremos los mares
para que no escuezan las heridas
y cuando se reblandezca
la soledad
endulzando la boca,
busca un verso
que nos sirva de algo.
Cuando la cuerda
esté muy tensa,
te darás cuenta
que no había nadie
al otro extremo
excepto tú.
Y yo saliendo a flote
aunque llevo los ojos cerrados
en la voz de los temerosos,
en el amanecer
de los invidentes.


José Manuel Acosta.

AHORA SI


Se va la edad del miedo,
de los momentos extraños
que tiene el morir despacio.
Saludo a los muertos
que son felices con los suyos
porque no temen a la ausencia.
Los que todo lo saben del amor
y despiertan para ver si duermen
los recuerdos que te olvidan.
Tendré que limpiarme
la soledad sin vender palabras.
Es mejor morir decente
a vivir con el alma perdida,
con los años generosos
que ya no me piden tanto
y todo lo encuentro sin miedo.
No busco nada
excepto a ti.


José Manuel Acosta.

DICHO DE OTRA MANERA

 
El sol sale con el crucifijo de la oración.
Deben ser las siete de la mañana
cuando las rogativas ascienden
con los sacramentos intactos.
El tiempo se ha dado la vuelta
a mitad del camino
hablando por las calles cristianas
que ponen el ojo en la mirilla
de la buena sociedad.
Sin ofensas poque no actúa,legitimando así
el olvido embriagado de las palabras defectuosas.
Llora sin hacer ruído con la mano
ominosa rompiendo los labios de la fe,
de sonrisa sumisa, mirando de reojo
la inocencia que la mantiene.
Otro golpe subvencionando suicidios
y dos fechas mueren
el mismo día que nacen.
A mitad del camino,
la vida se da la vuelta.

José Manuel Acosta.

sábado, 1 de agosto de 2015

MARÍA NO ESTÀ EN EL REINO DE LOS CIELOS


La ves pasar por la calle, con esa sinfonía que todos tenemos cuando nos cruzamos juzgando simplemente las apariencias sin importar cuánto estamos de equivocado.
La libertad del pensamiento hace que muchas veces oscurezca nuestro destino y cerrar los ojos, es la única manera de perder el miedo a quien nos vigila.Ni siquiera el llanto, que desahoga,te enseña a respirar para recuperar un poco el aliento que pueda vestirnos sin remordimientos y dejar de estar sometidos a nuestra propia condena.
No sé dónde está esa respiración que define las palabras más tristes, ni cuánta vicisitud somos capaces de soportar aunque para ello haya que fingir un bienestar que no alteren los vacíos.
Sus palabras se hacen agua en la boca, antes de salir ya están llorando.
Quiere aprender del olvido, a que rece la memoria en los días sueltos que tiene la sonrisa fingida, de los mercaderes del desecho que arañan los mediosdías para alargar el sufrimiento de la noche.
Quise llegar a su media lengua, a las lagunas de su mente carcomida más por el recuerdo que por una droga de diseño que estabilice la muerte traumática aunque sea la que te lleve hasta ella.
Quiero llamarla María, la que fecunda la vida
aunque no esté en el reino de los cielos,
la de los "Diostesalve" sin saber de qué salvarse,
si de vivir muerta o morir para vivir.
María es una canción extraviada, un saludo ciego, puede ser muchas cosas que pocos conocen en un hasta pronto, en un hola por educación,pero María,
María no está en el reino de los cielos,
está en el boca a boca de los que todo lo saben y todo lo entienden sin comprender.
Ella espera un regreso que nunca llegará.


José Manuel Acosta.

VERSOS SUELTOS


Hay versos que tienen
el sueño ligero,
que llevan tacones huerfanos
sin cerrar interrogaciones.
Versos de lo que alguna vez tuve
y no quiero tener,
de los que cobijan heridas
y duele la caligrafía compartida.
Hay versos que te miran
como antes
hablando de los hoy,
que no buscan los mañanas
ni los tampoco.
Siempre hay versos
entre los murmullos de los que quieren,
de los para siempre,
de los te quiero en mis pupilas
aunque nada espere.
Son versos que nacen
de las propias heridas
porque no hay versos
en la nada
que todo lo puede,
versos del interior,
versos que no necesitan
de un bonito cuerpo
para nacer.

José Manuel Acosta.

EL HOMBRE DE LAS GOMINOLAS


Me dio la bienvenida como quien pasea la mirada por los inviernos, era uno de esos filósofos de calle que hacen reír a los más inteligentes aunque no saben estos, que la inteligencia como la memoria, se pierden de no usarlas.
Algunos lo han visto por Sevilla paseando el tiempo entre gominolas, algo desgarbado, con su bigote rubio por la nicotina y aliento a tinto de tetra brik.
Sus ojos ya eran una esfera de sangre, de esas metidas en sueños mientras los sabios dan consejos con algunos céntimos sueltos que sobran del cepillo de misa.
Él me decía tal vez por agradar; eres de las mejores personas que he conocido.
Y con ironía le respondía, eres de las personas que nunca me hubiese gustado conocer.
Con sus labios de zafiro y su mente macerada entre barricas de roble contestaba; Qué cabrón eres.
Yo era de los que salía de trabajar y me iba directamente a casa, me gané a pulso de conciencia la fama del menos diez ( sales de trabajar a las dos y a las dos menos diez estás en tu casa)
Aquel día le quité el nombre a la hora, le puse inocencia a la tarde y acepté una cerveza de un desconocido hasta ahora borrachuelo.
Aunque dicen que los niños y los borrachos son los únicos que dicen la verdad,nunca creí su historia hasta que años después le vi discutir con un señor bien trajeado.
No le tenga Ud en cuenta nada,no es mala persona; le dije poco convencido a don trajeado.
Si, no es mala persona, Ud no sabe lo que su madre y yo hemos pasado con él.
Me contó, sin saber bien por qué, la misma historia que años atrás no creía.
Dejé de ver a Antonio hace años, era su nombre, el que paseaba su carrito de gominolas entre la Campana y la calle Imagen y entre los soportales,bebia un vino agriado por el tiempo, por la vida que se va sin darnos cuenta y todos tenemos la presunción de inocencia juzgada.
Quién me iba a decir, que el hombre de las gominolas,era hijo de un reputado abogado y fue un ingeniero aeronáutico que decidió volar injustamente por el cielo de los que juzgamos con premura.
Espero que Antonio esté vendiendo muchas nubes de algodón y su camino sea el que toman los olvidados en paz.
Hasta siempre.
 

José Manuel Acosta.

CINCO MINUTOS


No doy consejos
porque hasta la soledad es subjetiva,
igual me sobran olvidos
que le falta miedo a la verdad.
Estoy lleno de problemas mentales
que cambian los milagros de sitio
y nada nos distingue,
de los que hoy te quieren mucho
y mañana se llenan de ritos.
Se tarda más en limpiar la honra
que ensuciar la conciencia
sin remordimientos.
Todos los actos tienen consecuencias,
el último, que cierre la puerta,
igual el tiempo
deja de escribir en abreviaturas.


José Manuel Acosta.

LA HE VISTO CALLADA, A LA ESPERANZA


Tenía tantos años como las gracias sin memoria, esos años donde el corazón pone distancia para perder sus heridas y se mece el tiempo sin ningún milagro.
Se miraba en el espejo esperando que una canción de cuna
disimulara sus canas sin que los relojes
hablaran más de un minuto.
Es el tiempo que hay detrás de las sonrisas
cuando no hay juramentos eternos, 

cuando la vida es un reproductor de suspiros 
y lo inservible entra sin llamar.
Ella era como el color de los puestos de frutas,
la leche que huye del fuego, las palabras que se escriben en rojo.
Buscaba en los suspensos algo de importancia
que se atreviese a ver su peinado, pero su espejo
se quedó sin gestos enfriando los mañanas
que no van a ninguna parte.
Nadie le aconseja el cuidado que hay que poner al cruzar por la vida 

para no caer en las aburridas páginas de los obituarios.
Sigue siendo jovén cada vez que se peina,
el espejo es ajeno a los presentes para que
el Alzhéimer en el corazón de alguien,
siga buscando los recuerdos y la sonrisa
una esperanza dentro de las lágrimas.


José Manuel Acosta.