lunes, 11 de julio de 2016

AGUA DE OTOÑO



Al otro lado donde hibernan los sueños,
de fuera a dentro
se quedan las ganas de escribir
y terminamos en habitaciones sin nombres.
Paso por aquí
cuando no tengo nada que decir
o quiero decir tanto
que acabo hablando solo,
como el espermatozoide que se agarra a la vida.
Nací para morir sin prisas
y escribo palabras con cicatrices
que escuecen hasta cuando se leen
dejando poemas sin terminar.
Lo bueno es despertar,
despertar de todo esto
que aunque descubras
después que hubo fe de erratas
todo vuelve a empezar en tus ojos.

José Manuel Acosta.