miércoles, 19 de junio de 2013

A TI, MUJER



Viene la luna fría
 a cobrarse su destino
mientras tus ojos de cirios rosas
son ajenos a las lágrimas de compasión.
Con tu cuello de cisne
pintas de valor  la vida
con el murmullo desnudo del corazón
y  tu alma sufragando necesidades.
En el borde de la soledad
deshojas los recuerdos con prisa
sin que los besos mediten  ausencias
por tu coraje y valor.
Mujer,
si fuiste capaz de cambiar el mundo
cambiarás el destino de los inviernos
y aunque seas árbol sin ramas,
se cobra la tierra el rumor de tus raíces
en el futuro pretendido.
Todo tenemos recuerdos escritos en la memoria
y tú abres la vida
con la llave de la esperanza,
traicionando a la muerte
porque la vida es avariciosa
cuando pretenden quitarle lo que le corresponde.
Hágase tu voluntad, mujer.

José Manuel Acosta.

EL VIEJO DE LABIOS TRISTES



Hoy, en conversación con mi alma
me ha llamado
la distancia opaca del tiempo
jugando al despiste
con el rostro ciego en su huida.
Me he mirado al espejo
contado las arrugas
que en silencio han pasado inadvertidas
porque desde que tuvieron uso de razón,
dejaron a la razón sin uso
bebiéndose la dignidad
de los fracasos
mientras los remordimientos
cruzan la acera
afilando el olvido.
Desde aquella primera arruga
los sueños
han corrido por mi espalda sin argumentos,
como un cadáver asentado en las oraciones
de las lágrimas.
Después,
desde el quicio de mi ventana
en una orgía de prejuicios inútiles e indiferencias,
me he dado cuenta
que la vida pasa para todos
y en sus hombros ,está
nuestro destino.
José Manuel Acosta.

jueves, 30 de mayo de 2013

CUANDO MUERDE LA SERPIENTE





No soy yo
quien sentado en el borde del alma
busca los secretos del miedo molestando su rutina
ni soy un préstamo de latidos devengando intereses al sentimiento.
Tampoco soy el rencor
amamantando odios
porque sin creer en Dios,
decidí mirar otras manos
aunque también me iré con prisas de esta vida.
He decidido hablarle en plural al corazón
y aún no siendo lo que dicen que soy,
hay un juez impoluto
que a todos nos dictará sentencia.
(Debe ser que me hago mayor)
Fermentan los vocablos sueltos
que hablan de mí,
o de ti cuando los años se escapan de puntillas
y mueren las dudas
por estar pudriéndose
en el cajón de las preguntas
porque las palabras
se hacen cobardes con las respuestas
o eso dicen los sabios que nada saben
pero con porte de saberlo todo
( debe ser que me hago mayor)
José Manuel Acosta.

NUESTRO PUNTO MÁS DÉBIL

La vida dura como una flor
un instante mirando a la muerte
es una oración dormida en un rio
mientras el yugo del tiempo
 la somete a la realidad
y la lágrimas caen por el hueco de las necesidades.
Nuestra alma es eterna
cuando el tiempo calla las palabras
porque ellas no guardan secretos a vista de pájaro.
Yo padezco de alcoholismo educado
cuando los buenos días se dan sin humillaciones
porque la peor herida es la vanidad,
su esfuerzo nunca pide perdón
por lo que muere desnuda la voluntad
aunque vaya vestida de dignidad.
Si me faltas tú, inútil orgullo,
me abres las puertas de las inseguridades
porque ya sabes
que he descubierto tu punto débil.

José Manuel Acosta.

QUÉ MALOS TIEMPOS PARA LOS POETAS



La vida está llena de nostalgias
de rincones vigilando el miedo
que acechan la mediocridad
aunque la vistas de seductora.
La vida es memoria,
un gesto descuidado
que no grita pero muerde los atrevimientos
porque los sentimientos,
es la cultura que permanece inalterable
en el corazón.
Es cuestión de saber cuánto has evolucionado
o si sigues esperando
un rezo sin epitafio.
Algunos me llaman poeta añejo
estéril de conciencia y palabra,
artificial en apariencia que pasa inadvertido,
y quemarán mi lírica con palabras de madera.
Pero si no han conocido las razones de un poeta
no se atrevan a juzgarme
porque a todos,
nos escribirán el final en miniatura.

José Manuel Acosta.

LIBROS (ateniéndose al sentimiento)




Donde nace la luz de los poemas
es difícil dejar nada a la improvisación,
a la explicación  de las palabras
cuando la memoria se acomoda
a la bienvenida de un poemario,
a ese oasis de sentidos
que pueden ser inútiles
si no les das la vida mediante el sentimiento.
En otros tiempos
se censuraban las palabras,
pero no cambiaban el rumbo del mundo.
No me devuelves nada
si crees por un instante
que mis palabras carecen de sentido,
no sería  yo cuando describiendo  un árbol
viese las  hojas
creyendo que sus raíces son casualidades de la vida.
Cuando me leas,
No creas que soy sólo un poema más.

José Manuel Acosta.

LIBROS ( Ateniéndose a la lectura )



Un libro tiene los ojos útiles del tiempo
los dedos llenos de viajes
y los labios vacíos de cansancio,
un grito inadvertido
hilvanando injusticias.
Un libro guarda aquel beso de otoño
que se esconde en el destino
un árbol cansado sin memoria
y el dolor goteando dignidad.
Un libro es una historia
doblando horas,
la razón de la palabra
que gobierna nuestro juicio
porque ellos aceptan los años en silencio.
Cuando se revela su sombra,
queda sujeto a la obediencia
de un nuevo comienzo.
Un libro,
es la única manera que encontraremos de ser eternos.

José Manuel Acosta.

lunes, 22 de abril de 2013

AHORA QUE NECESITO




Ya sé, que he envejecido mi conciencia,
que los febreros no tienen rosas rojas
ni la lluvia hace acopio de memoria
ni mi sombra
se apoya en la distancia de las palabras
como se apoyan mis arrugas
en el tiempo.
Ya sé,
que he perdido el murmullo literario
que abre mi pecho en dos
y que tengo incompleto
el ordenado álbum de la vida,
cuando te guardas
los saludos en un pañuelo
que te prestaron
para secar la verdad de tus ojos.
ya sé que si vendes las ilusiones
tendrás  la dignidad fingida
porque el perdón no se negocia.
Ya sé que mi locura
es seguir escribiendo versos
lo que no sé,
es si hay algún dolor que sea eterno.

José Manuel Acosta.

lunes, 25 de marzo de 2013

EL ÁRBOL INTERIOR



Yo soy el silencio molesto
la cortesía desagradable de las palabras
y el suicidio de las lágrimas
que por alguna razón,
va de boca en boca.
Yo soy una secta de latidos
el esquivo eco
de la falsa honestidad
cuando tartamudean las oraciones.
Yo soy el alma episcopal de la muerte
el miedo oculto
en encajes blancos
con palabras de madera donde todos lloran
lo que solo yo he escrito.
Tengo más miedo
de que muera mi conciencia
a que muera mi cuerpo.
 José Manuel Acosta.

miércoles, 27 de febrero de 2013

DE COLOR OLVIDO CLARO



Me puso una copa de vino
con olor a silencio
a espaldas de la mesa
que hacían sospechar a mi boca,
lo incomodo del olvido
cuando te bebes a sorbos el tiempo.
A mi izquierda,
donde la promiscuidad del corazón
guarda lealtad al amor,
se degüella la soledad                                                 
a su antojo
que como siempre
corre cobarde con más preguntas que respuestas.
Siempre aparece
con la sonrisa irónica del reclamo
vestida de cansancio y encajes de necesidad,
demandando su boca
 una condena de por vida
porque a medida que su sombra
muerde la timidez,
los sueños
mueren cotidianos
y me contoneo,
en un alarde de efímera sabiduría
aunque siempre hay una grieta
por donde se escapa la felicidad.
 
 José Manuel Acosta.

martes, 5 de febrero de 2013

LA OTRA CARA DE LA VIDA II




No pretendo hacer didáctica mi palabra, ni siquiera me planteo desde la perspectiva interna de mi mundo, vivir eternamente en la existencialidad del verbo.
Mi palabra se oculta insegura en las ventanas del mundo, se acomoda en la sombra de las aventuras y se estiliza cuando el alma de mi pluma enciende gestos.
Allí, en un blanquecino papel arrugado, la palabra es leal aunque a veces su bondad se quiebre entre los dedos .
Cuando la soledad me inquieta, sostengo la ingratitud entre gritos mudos con lágrimas en posición fetal,
arañándole a los adverbios una felicidad quebradiza, ella quiere rendirme homenaje entre cipreses
aunque exhale posdatas de vida.
A menudo me siento como un libro, sólo uno puede escribirlo, pero todos pueden besarlo y así ,
me he guardado los sueños sin darme cuenta que el tiempo roba tus ilusiones y pocas veces te las devuelve, pero he aprendido que mientras tú sonríes, los hipócritas no aplauden.


José Manuel Acosta.

sábado, 2 de febrero de 2013

EL BAÚL DEL HIPOCRÍTA




( Se desvanece el aire

mientras mi sombra se contonea
en un alarde de efímera sabiduría,
se desabrochan los por qué
sin la anciana palabra
desgastada
en el aposento de la virtud
cuando me consumo entre verbos inacabados )
Cogen postura
las arrugas del mendigo
cuando en la palma de sus manos,
el silencio manipula los  gestos de una moneda
al tiempo que su lengua estrafalaria
siente curiosidad por las necesidades.
Los ojos
reclutando lágrimas
se extinguían sin consuelo.
Más allá de un juicio justo
el hombre de boca argüitiva,
seguía perdiendo
el sentido de la vida,
temiendo que algún día
su corazón no encuentre motivos
donde guardar la  voz.

José Manuel Acosta.