intento que esos latidos amargos
no sientan el vacío de la memoria
sustentados por momentos de olvido
que fraguan inconsciente,
los bordes de la locura
cuando todos quieren interpretar el amor
y no saben,
que lo que se hunde en el pecho
es más profundo que el mar.
Me asomo a la distancia
de los sueños incumplidos
si en este desorden de latidos,
me prestas la voz
cuando me hallo mudo
porque me encuentro desnudo
y libre ante la envidia.
Si vieras mi soledad visible,
si te dejan ver la soledad
es porque miramos con ignorancia
todo lo que nos rodea.
José Manuel Acosta.