Sales de
mi boca hibernando
en mi frágil
garganta
mientras
buscaba tu sombra
de recuerdos
descalzos
y el
vuelo de los pájaros tristes
se arrodillaba
en el quicio de mi ventana.
Te pensé
en el silencio de las palabras
cuando el
dolor amortajado,
esperaba
con timidez
una lágrima
donde apoyarse
porque los
suspiros,
callaban
la verdad de mi alma
desnudando
su voluntad.
Quédate
hoy en mis versos
en el
aliento que gotea mi pluma
porque
ella siembra el nombre
que yo
riego con deseos.
Vagabundo
por el vientre de las calles
mi sombra,
no espera
amaneceres.
José
Manuel Acosta.
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