martes, 6 de diciembre de 2016

CESÁREA DE UN POEMA


El cenicero lleno de colillas,
no sé cuántas palabras me habré fumado ya.
Me inyecto los verbos que se han marchado
me ha crecido la barba que está a medio morir
y vuelvo a besar las hojas blancas
que se han quedado entre
las sombras de los cajones.
Mi pluma se arruga
cuando la acaricio,
me quita las legañas
si me aprieta el hilo de las heridas
o hago garabatos entre paréntesis
para que no se vaya lo que escribo.
Tal vez me tomo el café medio frío
para recitar poemas
que nada saben sobre mí.
El cenicero lleno de colillas,
no me cabe más humo en los pulmones
he apagado mis últimas palabras
y mi pluma me dice
que ha roto aguas
y está a punto de parir.


José Manuel Acosta.

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