viernes, 6 de abril de 2012

EL BAÙL DEL TAXIDERMISTA


Soy un humilde escultor de palabras
meditando en la sombra incomoda de las necesidades
porque mi pluma no gana ninguna batalla,
pero me deslizo sobre el torso desnudo
de alguna hoja en blanco
mientras el guiño de mi pluma cómplice
se encoje de hombros sin pestañear.
Soy culpable de manipular palabras
para satisfacer  sentimientos olvidados,
mordiendo la otra cara de la vida
aunque siga siendo invisible
y cuando miro hacia atrás,
no encuentro remordimientos para  arrepentirme.
Solo soy un silencio en mi lengua
acostumbrado a gritar versos
que se clavan en lo prohibido del alma
embalsamando alguna  virtud;
si no lo consigo,
siempre quedarán las pequeñas letras
de un pobre taxidermista de palabras
que intentando ordenarlas
se olvidó de sus propios sentimientos.
Josè Manuel Acosta.

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