miércoles, 25 de noviembre de 2015

DESPACIO


De mis canas,
me queda el silencio venerado,
la generosidad
que me ha proporcionado
el tiempo
y la inexplicable sensación
que deja mi apellido.
Me queda,
el beso de buenas noches
y la costumbre
que tienen los abrazos
al mirar los días.
He dejado que mis canas
dividan el tiempo en dos,
una, no dar demasiadas
explicaciones a quien
las quiere dar por ti
y otra,
dejar a los tontos
que crean que yo
también lo soy.
La complejidad
que tiene la vida
es creer que
la felicidad
ha llegado sola cuando,
todos los labios que ríen
han pagado el precio
que imponen las lágrimas.


José Manuel Acosta.

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