Me queda bien su mirada,
no evoco su nombre
porque sus labios de polvo de almendra
siempre tienen algo que decirme.
Los suspiros como siempre ,
se quedan escritos en las palabras sin dudas
y en esas flores que se regalan
cuando no hay nada que celebrar.
Me gusta prepararle el primer café de la mañana
que permite que todo vuelva a ocurrir
porque abrazados no hemos
despertado a la noche.
Supongo que a esto debo llamarle amor
cuándo siento curiosidad por lo de siempre
si su nombre viene conmigo
y hace que todos los días sean diferentes.
Algunos dicen que con el tiempo
el amor se pierde,
yo digo que con el tiempo
se pierde lo que uno quiere.
José Manuel Acosta.
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