miércoles, 11 de mayo de 2016

AMANECIENDO


He vuelto de lo que parecía,
del silencio de los ataúdes
que no son más tristes
que mi tintero
cuando llegan
las palabras en pijama.
Del amarillo tierra
de los pobres
que viven en el kilómetro
cero de las fronteras,
de los que visten la ausencia
de palabras de ayer
esperando que me encuentres hoy.
Es irónico,
que sea la soledad
quien se dé cuenta
de quiénes somos
cuando nos hemos ido para siempre.
Después de todo,
si el cielo sigue azul
y la sangre no deja de ser roja
¿por qué cambia de color el alma?
todas vivirán juntas.


José Manuel Acosta.

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