Hay días que desordeno los momentos
y busco la felicidad
por si se ha quedado entre paréntesis.
Las almas son ambiguas
cuando no hablan
y el silencio lo abarca todo,
como el hiato de las cartas
que no se escribieron nunca.
Cada flecha sigue su blanco,
y uno descubre
que las nubes existen
porque tanto sol
quema demasiado.
Todo, en su justa medida,
perdonar constantemente
no nos convierte
en sensibles sino en débiles.
José Manuel Acosta.