En esta avenida de cariño
donde fluctúan las indecisiones
con sus mejores galas,
un gesto sencillo
camina desorientado
mustio y asolapado
por las vertientes del alma,
esperando la gentileza
de las miradas huidizas
que den cobijo a las grietas de su corazón .
Fermentan las heridas
recorriendo mis manos
las explicaciones del por qué
y una vez más
la muerte siente curiosidad,
aunque esta vez
le ha perdido miedo
a las indecisiones.
No le mientas a la vida
porque la muerte siempre descubre la verdad
poniéndote de frente,
y es cuando la espalda llena de tierra
te recuerda que tú la pisaste con
indiferencia.
Cuando yo muera,
escribe en mi lapida que sigo inconcreto.
José Manuel Acosta.
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