miércoles, 14 de septiembre de 2011

EL ESCULTOR DE PALABRAS

No detengas la voz de mis poemas
ni mates la algarabía de mis letras
porque mis versos
ganen batallas
empuñando la estirpe de mi pluma.
Concédele un minuto
como último deseo
y escucha el manifiesto
en la magia de las palabras.
No te calles los gestos al mirarme
porque mientras
escucho en silencio las lágrimas
escribo sustentándole libertades.
Cuando me quiebro
en el vientre frío de las desgracias,
bordo con mis labios
la piel de los alientos
y hago una taxidermia de sonrisas
porque yo siempre seré,
ese pobre y humilde
escultor de palabras.

José Manuel Acosta.
 

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