miércoles, 21 de octubre de 2015

MARÍA NO ESTÀ EN EL REINO DE LOS CIELOS


( sigo intentando dar forma a mi libro:
el suicidio de la hija adolescente de una mujer maltratada)
En sus canciones tristes, duermen los besos
que no sirvieron para consolarla y cuando
alguien intenta despertar su olvido,
el recuerdo sigue teniendo la espalda de barro.
Ella incluso esperaba una vida cotidiana,
de esas que sirven para aburrirte sin sangre
en las fotografías de los rostros perfectos,
simplemente silenciar el grito en la más
humilde de las soledades.
El miedo crece entre juramentos con ese olor
que tienen las horas cuando recitan
del mismo modo que se va la vida.
En una sobredosis de depresión,
busca su nombre entre amuletos de la suerte
que tienen más quimeras que ganancias,
como cuando desnudamos la conciencia
esperando que por ello te quieran
menos y mejor.
Estamos en permanente liquidación
aunque mostremos siempre cosas nuevas,
incluso puede que esta historia
la vemos todos a cámara lenta
y queramos seguir siendo profetas
en cuerpos de nadie.
Nos gusta mucho la nieve
pero no mojarnos cuando se deshiela
aunque sea imprescindible
para quitar la sed.
Y ya te digo yo aunque me lleven la contraria,
que no nos querámos tanto
sino querámonos mejor
porque el maltrato,
tiene tantas caretas como pueda haber
en un carnaval aunque siempre es mejor
que comprar flores el día de los difuntos.
En su diario, siempre terminaba con la misma frase:
no me gustan las personas
que tienen más palabras que hechos.

José Manuel Acosta.

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