domingo, 11 de octubre de 2015

Nos pasamos media vida
pensando en los demás,
otra media comprendiéndoles,
y cuando quieres pensar en ti
te has quedado sin ella.
Cuando escuchamos la palabra egoismo
es como si viesemos al mismo demonio,
pero no es tan malo como creemos ser egoista.
Unos te van a odiar por lo mismo que otros
te apreciarán.
Por mucho que nos esforcemos en ser buenos,
amables y cariñosos, siempre habrá quien con
tu manera de ser se vea amenazado y encontrará las formas de ridiculizarte
o despreciarte.
Estar siempre pendiente de los demás
nos lleva a ser personas frustradas,
no se trata de ser frívolos sino de
pensar primero en nosotros, de ser fuertes.
Transmitimos lo que somos pero no hay
que complacer a nadie excepto a uno/a mismo.
Es la única manera de contrarrestar
los errores que otros creen que tenemos.
Ser egoista es bueno porque ello nos capacita
para saber qué queremos de la vida dándonos facultad para ser felices, es importante
saber decir no.
Nos dá seguridad y es la manera de poder
transmitírselo a los demás.
No vivamos en la jaula en la que los demás
nos quieren meter.


José Manuel Acosta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario