sábado, 19 de abril de 2014

OTRA VEZ DE NOCHE







vuelven los pájaros tristes a mi ventana
y los besos a anidar en la almohada,
ellos bajan por el perfil del alma
con  un adiós en la boca
y una maleta cargada de soledades.
Mi único refugio es el contorno
de una hojas blancas con matiz amarillento
que se desnuda en silencio y duele,
duele como el acento de una caricia
que no deja huellas en el cuerpo y
viene con porte de señora,
con encajes de pena
en ojos de luna llena
le he preguntado ,
si las lágrimas son la voz del corazón
cuando el alma está herida,
pero ella siempre se acomoda en mi garganta
para herir mi voz,
y escribo
con la voz herida en la silueta de mi ventana
hasta que me olvide.

José Manuel Acosta.

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