jueves, 7 de julio de 2011

CUANDO LLEGUEMOS A VIEJOS





Algún día , más cercano de lo que creo, llegaré a viejo, mis manos serán tan pretenciosas en busca de una caricia como mis labios de un beso. Quizás sólo me queden recuerdos en una maltrecha memoria que no dignifique los momentos vividos y es que, tendré tantas arrugas en los parpados que cerrarán mis ojos pero no mis heridas.
Algún día de esos tantos que me faltarán , veré la ciega felicidad cruzarse de brazos a su antojo y yo con nostalgia , me retorceré en los sentimientos que se esfuman con los años .
No quisiera alinear las lágrimas cuando el dolor camine tan despacio como yo, y que no se me atragante el sufrimiento quedando inmóvil en mi garganta, porque no me quedarán fuerzas para gritarle al mundo mi desesperación.
Me veo , pintando la silueta de mi esposa mientras mis palabras se suicidan en su mirada que buscan los años jóvenes donde nuestros hijos alzaban el triunfo de las sonrisas porque la felicidad aunque efímera, nos visitaba de vez en cuando.
Y así cogido de su mano, observaré la torpeza sin perseguir reproches que siempre fueron tan inútiles como olvidar los te quieros, espero para entonces devolverle la paciencia que tantas veces le hice perder como también espero germinar de gratitud , los abrazos de mis hijos que construían latidos en el alma y sin apenas darme cuenta, habré pasado a hurtadillas por los días que ahora se consumen mudos
en el epitafio de algún ciprés que se lamenta en versos…….

José Manuel Acosta.

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