martes, 12 de julio de 2011

EL AIRE QUE SE VA


Cuando llegue al huerto
de los cipreses,
posiblemente
seguiré
imponiendo mi palabra
adornando coronas
con florecidos verbos,
bendeciré
la derrota
y la tierra cultivada
para que el sudor
no sienta vergüenza
de sus éxitos.
Y aunque Dios
no quiso que viera la muerte
por la soledad del camino,
ya escribió un poema el destino
donde los versos
fueron mojados sin métrica
ni medida
por una letra
atrapada en la nada….
....Descanse en paz
José Manuel Acosta.

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