Cuando se nombra Andalucía, proclamamos a los cuatro vientos la
suerte que tenemos de haber nacido en esta tierra. Mi madre que es
Gallega, bien podría haber parido de Despeñaperros para arriba y mi
suerte habría sido otra bien distinta simplemente porque el azar entró
en juego y rompió aguas donde no debía.
Así que, cuando hablo de Andalucía, pienso también en esas personas que
decidieron vivir en esta tierra sin ser autóctono y que pueden sentirse
tan orgullosos como quien tuvo la fortuna de nacer aquí.
Ser
Andaluz no significa que tengas que estudiar la vida de Blas Infante, o
que te asalten las lágrimas cuando oyes el himno rodeándote con la
bandera de Andalucía porque así, le demuestras al mundo que procedes de
un lugar donde la felicidad no se corrige y los golpes de pecho tienen
la conciencia de quien reza.
Tampoco hay que ser historiador para
comprender nuestras civilizaciones, aquella que en primaria le preguntas
a un alumno quienes eran los Tartessos y no sólo no saben quiénes eran,
sino que tampoco sabrían que fue el primer país políticamente
organizado de Europa, lo que hoy es Andalucía. Y es tan comprensible,
como que un poeta tenga que saber quién era Al-Mu´tamid.
Quitaré los
tópicos humillantes de quienes usan todas las formas del verbo denostar
porque nos ven como un país (permítanme el uso de país)
subdesarrollado, que, o bien estamos de fiesta, o una vez jubilados nos
vamos con la hamaca a tomar el sol en la costa.
Soy Andaluz de pleno derecho, -sí, gracias, de nada-
sin sentirme orgulloso por ello, es como demostrar en el día del
orgullo gay tu orientación sexual, yo soy Andaluz porque para
demostrar que lo eres, debes sentirte orgulloso de esta tierra y creer
que todo lo que hay en ella merece la pena luchar porque lo haces para
progresar y prosperar adecuadamente, sobran más explicaciones.
Recordemos que hay Andaluces con la necesidad de necesitar de otros
Andaluces y en ese menester, todo somos iguales ante la ley de la ética y
la moral, sino estás comprometido con tu tierra, sentirte afortunado de
ser Andaluz se queda sin validez.
José Manuel Acosta.