viernes, 3 de julio de 2015

Todos los días traigo a mi memoria a una persona distinta de las que han pasado
por mi vida, personas que no han sabido
licuar el miedo porque la densidad
de sus lágrimas, se derramaban al rededor
de mi sensibilidad.
Y las traigo a mis recuerdos porque,cuando
nombrarón mi existencia ya tenía unos cuantos años de falta de debilidad a mis espaldas.
La gente cree que con la sensibilidad compran
el olvido y certifican con ello la muerte
de tu debilidad, muchos equivocaron
con frecuencia esa idea para herirte
con sus propias frustraciones porque son
criaturas que no podrían quedarse embarazadas
de bondad e intentan desequilibrar
tu autoestima de alguna manera
para que seas como ellos.
Nuestra memoria, es un gran fichero
de anécdotas que abrimos con rapidez
cuando alguien viene bien encuadernado,
con el interior lleno de tachones.
Hoy, en este momento, mientras escucho a la hija de mis vecinos cantar con alegría su canción favorita; por tantas veces como la repite,
me acuerdo de una adolescente que me pidió
consejo para resolver un conflicto familiar.
Nunca pensé ni por un instante,
que aquella persona de carñosas palabras
para la gente, perteneciente a un grupo
de mujeres maltratadas, actuara con tanta
frialdad maltratando a su hija con el silencio convenido del miedo.
Ahora, cuando compro un libro,
no me dejo influenciar por su portada
porque, cuando empiezas a leerlo te das cuenta
que debe estar en la basura.


José Manuel Acosta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario