viernes, 3 de julio de 2015

MATERIA ORGÀNICA


Tengo la madrugada
a medio hacer,
escribiendo como el escalofrío
de los pájaros
que vuelan
por el exilio de los nombres.
No confío
en los clítoris de los juicios
que pierden la conciencia
de las palabras
y se pintan la boca
de carmín esquivo,
el amarillo de la desgana
que se esconde queriendo
imitar a los profetas.
Los grillos cantan
entre las piedras rugosas
para silenciar
la orilla de los pecados.
En un instante,
cuando todo empieza
a ser breve
en el rumor de la guadaña,
vienen las prisas
a oscuras
guardando los secretos.
Estuve loco un día
en el que sentí
vergüenza de quereme.


José Manuel Acosta

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