viernes, 10 de julio de 2015

ALJIBE DE SUEÑOS



Y de pronto, viene inerte el tiempo
entre los débiles
con la soledad mendiga
a devolvernos lo extraño
de la sumisión.
Lo sé, las lágrimas
son el interior en relieve
ni espero que me esperes,
ni que juntes palabras
en el eco
ni del cómo ni del cuando.
Ya te digo yo
que cuando madrugan
las mañanas sin esperanzas
el hambre solo cambia
por la posición del sol
porque nadie sabe
cuánta sal tiene el mar
hasta que no te escuecen las heridas.
Desnudos, si, golpeándonos
contra las rocas,
pero sin saber
que todos vamos
al mismo sitio
esperando que nos sientan
de otra manera.
Los muertos,
están obligados
a entenderse
porque hubo un tiempo
que dejaron de hacerlo.

José Manuel Acosta.

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