Ellas se colgaban
los antojos al revés
mientras la luna,
mordía los sueños
con fecha de caducidad
y junto al olvido,
se vestía de rutina
los fragmentos
del corazón.
Un sorbo de amor
nace de la objetividad
de nuestro corazón
en imprecisos latidos,
a cambio
esparcimos su disciplina
en alteradas mariposas,
construyendo
la base fundamental de nuestra
existencia.
Seguimos sin vencer
a la historia
que se empeña en poner
sexo al amor.
José Manuel Acosta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario