viernes, 28 de octubre de 2011

FINGIENDO

Erogando mis versos
a  quien pueda constituirlos como tal,
no quiero beneplácitos fingidos
ni harapientos aplausos
 de eutanásicas manos
que no entienden
de ovaciones.
Conozco el gesto
de la sonrisa fingida,
del putrefacto aliento
hurgando en las heridas
y la muerte
que siempre te busca con arrogancia.
Los rezos mueren
con cada golpe de pecho
que no siente el corazón
cerrando los ojos por vergüenza,
porque es la única forma
que tiene el ser humano
de seguir siendo hipócrita.
José Manuel Acosta.

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