jueves, 16 de octubre de 2014

PÓLVORA MOJADA

 
No me llames con los antojos
que se perfilan en tus labios
ni con el aliento
que da sombra a tus piernas,
no me llames con el torbellino
deseo de tus ojos,
ni con tus manos preñada de fuego.
No, no me llames
con el deseo de tus senos
que me hiere la espalda
exagerando la noche su grito.
No me llames
porque ya me dirijo a tu insistencia
eyaculando otro recuerdo inolvidable.
Ahora abracémonos
para que el silencio
huela nuestros cuerpos.

José Manuel Acosta.


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