viernes, 10 de octubre de 2014

Siempre huyo de las divinas caricias
que tartamudean en los corazones amarillos,
como la enfermedad
que padecen los poemas olvidados
cuando perdemos los recuerdos.
Si no aprendemos de los errores,
con el paso del tiempo
nos vamos haciendo incoherentes.


José Manuel Acosta

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