sábado, 6 de diciembre de 2014

EL AMOR SIEMPRE TIENE QUE ESTAR APRENDIENDO

Como los amantes
que se pierden en caminos
de hojas muertas
y se besan en silencio,
como los años distraídos
que amontonan recuerdos en el olvido
cuando se van los pasos tranquilos
entre latidos sin hacer ruido.
Como los pecados
perdiendo de vista al perdón
y los suspiros condenando la fragilidad.
Así, entre palabras de aprendiz
y felicidades insatisfechas,
pido a la ausencia
que todos los pasos
me lleven hacia ti
cuando los otoños
se vistan de luto.


José Manuel Acosta.

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