aun siendo ateo
o poner mis rezos en tu boca
y llenar tu cuerpo de rosarios
mientras oxigenas mi corazón.
Puedo tener razón
o esa extravagante madurez
locura del amor
cuando me ausento entre latidos
y me doy golpes en el pecho,
porque eres el Ave María de mis días
y tu nombre mi religión.
Sólo necesito mirar tus ojos
para entrar en todas las almas
porque nadie necesita
ver a Dios
cuando él ya está
en las personas que queremos.
Donde existes tú, existe Dios.
José Manuel Acosta.
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