martes, 6 de enero de 2015

María no está en el reino de los cielos


( prólogo de mi novela: María no está en el reino de los cielos)
Nos gusta ser un discurso ameno, vestir las palabras con sus mejores galas recién sacadas de una mente tan brillante como bipolar porque nos encanta halagar para no ser criticados, aunque te aseguro que nunca estarás a salvo de ello porque cada vez que los abrazos se dan en silencio los cuerpos no hablan.
Por naturaleza, creamos un mundo ficticio por el simple hecho de querer quedar bien con todo el que se pone por delante (con lo difícil que resulta quedar bien contigo mismo) ello crea nuestras insatisfacciones, un declive emocional e irreverente que no es agradable para nuestro interior pero sí al ego que siempre estamos ocultando de alguna manera, ni se te ocurra decir que las putas existen, aunque la vida te putee porque todo lo compramos con dinero y caes en el despropósito de la avaricia y codicia del que más tiene, queriendo ser igual que ellos porque la felicidad también se compra aunque algunos se empeñen en lo contrario.
Usamos tantas palabras para tratar de hacer el amor cuando en realidad los que estamos es follando, o no mandes a nadie a tomar por culo aunque cortésmente todos los días te estén dando por el mismo sitio, porque si lo haces empiezas a dejar de ser una persona con educación y de resultar interesante aunque otros educadamente te mandan al carajo con disimulo, o los mandas tú,o bien te haces el tonto con ése característico ademán del hago que no me doy cuenta.
Y es que en esta vida o te quedas en la cama contando cuentos a la almohada ;ésa que dicen los poetas que tienen los secretos de tus sueños, o sales a la calle a decirle a los que te han querido mal, que sigues vivo y que no se empeñen en querer joderte la vida porque tú tienes un arma que sólo dispara latidos y no vale para todas las guerras.
La verdad es que algunos han perdido tanto tiempo buscando la felicidad,
que cuando ha pasado por su lado no se han dado cuenta porque se han entretenido
en saber si otros la habían encontrado, quizás, sean aquellos que han abrigado su cabeza aunque los pies se les han quedado fríos por el camino de su historia.
No sabemos llenar los vacíos que pueden dejarnos las personas (no necesariamente tienen que estar muertas aunque de alguna manera lo estén) bien por dependencia emocional o porque has sido un gilipollas toda tu vida para contentar a los demás, volvemos a lo de antes; no vas a caerle bien a todo el mundo por mucho que te empeñes en desplegar tu sonrisa faraónica usando palabras de neófito escritor, aunque seas un superdotado en eso de dar amor, total, vas a durar toda la vida porque tenemos un par de cojones sin importarnos si carecemos de sentido y seguimos estando equivocados hasta la muerte.
Todo es importante en esta vida,o relativamente importante, sobre todo cuando eres consciente, de que quién va a compartirla contigo estará también en tu último suspiro y no hace caso a la oreja de los muertos que se empeñan en que les acompañe, entonces,caes en la cuenta que dependes de ti mismo y estás en el camino correcto de encontrar la felicidad.

José Manuel Acosta.

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