Puedo mencionarte
hasta con la boca cerrada
y aparentar
que
coincido con tus manos
mientras tus pestañas
sonríen desnudas
porque sabes
encontrar mis sentimientos.
En esta buhardilla rústica
que parece inalterable,
en éste bulevar
de alma menguante
que calla sus gestos al mirarme
cuando la osadía
viene de cubito supino,
está el poeta
embalsamando sonrisas
para que cuando
el silencio
me dé explicaciones,
mis lágrimas pueden mentirle.
Observamos los colores
de la vida
que a veces
nos la pintan de amarillo,
porque es mejor
que el negro de la muerte.
José Manuel Acosta.
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