Quizás alguien me recuerde
cuando la
noche me olvide
y deje de eructar palabras la luna
porque a
veces, hago
reformas en
la conciencia
y es hora de
regresar
a los labios
que besan mi cuerpo.
Ese verso
canalla
que se cita
con mi muerte
a escondidas,
tan extraño
como el sexo piadoso
de las
prostitutas
que siguen
cumpliendo años a solas,
con los
dedos rotos de señalar a veces
lo estúpido de
un desnudo pagado.
Quizás alguien
me recuerde
cuando mis
poemas
dejen de
fabricar sueños
y lo perdido
se quede escrito.
José Manuel
Acosta.
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