miércoles, 26 de agosto de 2015

A PESAR DE LOS AÑOS


Alguien grita mi nombre,
no sé si tiene propósitos
de señalarme con el dedo sucesivo
que abre las puertas del olvido.
Oigo las canciones lejanas de mis abuelos
donde un beso tenía más palabras
que las de un poema;
y el tiempo te deja
como una pared vacía.
No me culpo de llorar la felicidad,
de seguir el viaje de los que se han ido
para guardar mis penas en un bolsillo
si recupero un abrazo en esas noches de fotografías.
Las palabras tienen que estar
recién cortadas
o corremos el riesgo de olvidar los nombres.
Tengo fachada de roble
del país de las armaduras de hojalata
porque es peligroso enseñar tu corazón
cuando aún estoy
aprendiendo a volar.
De los de entonces
sólo me queda una pared llena de cuadros.
Los años te enseñan
que ser sensible es un problema.


José Manuel Acosta.

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