lunes, 13 de abril de 2015

¿CUÀNDO VOLVERÀS?

A su mirada paciente se le fueron las ilusiones
y se pasaba horas tocándose los labios
por si salía alguna palabra,
imponerle la condena del silencio.
Sabía casi todo de ella, diagnosticada
de depresión unipolar, tuve que ponerme al día,
como hacen muchos " escritores" cuando
buscan en el diccionario para adornarse
de palabras que solo llegan a su propio ego.
Después de informarme qué diablos es
la depresión unipolar, llegué a la conclusión
de lo mal que está la psiquiatría en España
que te inflan a medicamentos como si
fuesen un kiosco de chucherías.
Que te visitan una vez cada dos meses con suerte, y te cambian el tratamiento
como quien cambia de aceite la freidora.
¿ Puede un medicamento ayudar a superar
la muerte de una hija?
Las drogas esconden los problemas, pero no los
solucionan.
En algunas enfermedades mentales lo que no solucione un buen psicólogo,
no lo solucionan los antidepresivos porque
hay un poder asolapado llamado farmacéuticas.
Ya habían pasado veintidos meses, su
medicación pasó de ocho pastillas a solo una.
Aquel día, Sandra (protagonista de esta historia real con nombre ficticio) entró por la puerta con una leve sonrisa, sin mirarme, supimos que algo había cambiado desde que empezó
a escribir sobre sus sentimientos.
Todos juzgamos a los demás,
afortunadamente siempre nos equivocamos
al hacerlo, me dijo.
Le di un abrazo, es la única manera de saber cómo suena el corazón de otras personas.


José Manuel Acosta.

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