Si me das un beso de diez minutos,
ya mi alma desgranará tu boca diez veces,
porque mi corazón
corre más que mis labios
cuando mi lengua no entiende de tiempo.
Si me das diez besos de un minuto,
robaré sesenta
segundos de tus ojos
para que los otros nueve minutos
sean la casualidad de tus manos
en una caricia robada.
Si me das esos besos
que amanecen ocultos
en las mejillas
desabrochando todas las intenciones,
pondré al servicio de los latidos
todas las palabras que sellaron los tuyos.
¡Ay amor! Si me dieras todos esos besos,
sellaríamos toda esa distancia que nos separa.
José Manuel Acosta.
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