No sé si podría escribir el sentimiento perfecto para
definir toda mi vida, eso sería como quitarle la resina a un árbol para que
muriera, o dejar un corazón en la ventana pintado con la yema de los dedos
para que se evapore lentamente.
Los sentimientos no son la estética acostumbrada de la buena ortografía, ni usa el
lenguaje estático que tiene la vanidad pretenciosa de todos los mortales, todos
somos fieles paganos vestidos de radiante aurora e infieles por naturaleza.
Los sentimientos no son un carnaval de disfraces, ni un
sepulcro de huellas mojadas marcando el camino de lo desconocido, tampoco son esa
alberca llena de lágrimas que sólo conoces tú,
ni esa almohada perfumada que guarda todos tus secretos y
que siempre silencia la verdad que salieron de tus pulmones, porque entiende lo
que le cuentas.
Los sentimientos son los que nos mueven como hilos de
marionetas aunque a veces aprendemos a sepultarlos para no vivir en una locura
constante, y dejamos que una mentira generosa se convierta en una verdad
engañada.
Ellos siempre entrarán sin permiso arrasando todos los suspiros
que puedas albergar en tu cuerpo, en tu alma y en tu mente pero por encima de
todo, te llenarán de sensaciones desconocidas y será entonces, cuando creerás
que has estado muerto toda la vida.
Los sentimientos son, un lenguaje que sólo habla el corazón
atravesando el eco del silencio.
José Manuel Acosta.
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