Esta es mi última carta, los últimos versos
del hombre vencido ,el de la voz herida
con palabras de amarillo olvido
camino de la infinita soledad.
Que nadie llore mi muerte
porque voy vestido de
suerte
cuando desnudo he estado en la vida,
que nadie me regale rezos
ni que espíen mi huerto los que me odiaron
pues me voy de ellos sin rencores
y ganando la batalla que emprendieron.
¿ y quiénes somos al final del camino?
Parecía que el tiempo pasaba lento
y hemos perdido
tantas cosas,
que no entendimos que la vida era sólo un ensayo
una canción sin letra.
Qué difícil es el hombro de la muerte
cuando no has tenido
en quién apoyarte en la vida.
José Manuel Acosta.
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