Recuerda mis ojos,
por haber vivido en silencio
se fue toda su ternura
sin rendirse en la miseria
que deja el olvido.
Recuerda mis labios,
por un beso olvidado
se fue con la verdad callada
y sus palabras buscando ruegos.
Recuerda mis manos,
por las arrugas del tiempo
su libertad derribó los muros de la distancia
y acarició a los indiferentes aburridos.
Recuerda mis suplicas,
con el dolor atravesando el alma
buscó distraer sus heridas
mientras moría sin consuelo.
Ahora que te lo has llevado todo,
déjame que siga
curando los rasguños del corazón
que espero otra muerte sin dolor.
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