lunes, 26 de mayo de 2014

REFLEXIONES DE UN POETA EN SOLEDAD

Yo escribo en pasado porque, la soledad es un castigo cuando surgen  los recuerdos y siempre hay un vacío que llenar si me llamo a mí mismo, Sé que me voy a levantar cada mañana con un suspiro, con un silencio colgado de mis pestañas porque la boca de la noche, mordió mi cuello hasta degollarme salvajemente mientras mi espejo iba contando las horas del reloj de la muerte.
Y no, no me importa morir porque ya he compuesto todos los versos que quería, aunque no he dado todos los besos que me gustaría, ellos se resistieron a mi boca seca, cruda y despiadada cada vez que intentaba apartarla de la conciencia que no tiene el corazón, porque la perversa realidad está acostumbrada a ir de hurtadillas por la vida.
He puesto el diccionario al servicio de mi lengua, como las palabras que hieren cuando el filo de la vergüenza no tiene límites.
Le he dejado a las noches todos mis sufrimientos, todas mis agonías, mis temores y hasta libaba mi sangre rota de fracasos sin dejar un instante a recomponerme, le regalaba la invencible estirpe de mi pluma, la que siempre acompañó mis desvaríos, la que me hablaba sin desprecio, la que buscaba mis caricias y comprendía la burla del destino que cada día se afanaba más en las intenciones de la guadaña, hasta le regalé todos los secretos que guardaban mis heridas y ella, me dio lo absoluto del verbo, la estrella de cada adjetivo
Y así, me convertí en el amante más fiel de la noche en el protagonista que entretenía a la vida con juegos de palabras, así nací yo, así nació el poeta, el hombre de simple rostro y con un poder extraordinario en sus manos ¡sí! Puedes decirlo sin miedo, soy un egocentrista empedernido un narcisista deteriorado pero soy yo, poeta y estoy muriendo igual que tú, con la diferencia  que yo me estoy dando cuenta y no tengo miedo de hablarle a mi propia muerte.

José Manuel Acosta.


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