sábado, 3 de mayo de 2014

LA MUERTE DEL SILENCIO

Se cayó el tiempo de mis ojos
torciéndose mis manos en la nada
para encontrar al verdugo
de las desvanecidas esperanzas.
Me despeño
por la boca muda
de los versos
cuando las almirantes letras
pierden composturas
en sus reblandecidos verbos.
Me escucho en este silencio
cultivando
fragmentos de espejos rotos.
Cuento con la mirada los días
aunque la vida
me busca de espaldas,
y no alcanzo a ver al Dios de la bravura
porque el miedo
me susurra entre líneas.
[Vagabundea la soledad por el alma]
En la cornisa de mi corazón
mueren los suspiros
porque saltan
descoyuntados en quejidos.

José Manuel Acosta.

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