miércoles, 26 de noviembre de 2014

DESPACIO

De mis canas,
me queda el silencio venerado,
la generosidad
que me ha proporcionado
el tiempo
y la inexplicable sensación
de continuidad
de mi apellido.
Me queda,
ése beso de buenas noches
y la costumbre
que tienen los abrazos
al mirarte.
He dejado que mis canas
dividan el tiempo en dos,
una lo que es
y otra lo que los demás
creen que es.
Por eso,
he dejado a los tontos
que crean que yo
también lo soy.
La complejidad
que tiene la vida
es creer que
la felicidad
ha llegado sola.


José Manuel Acosta.

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