los días azules,
cuando las flores
se arrugen en lágrimas
y tu nombre
muera en mis latidos.
Cuando los poemas
vayan a mi funeral,
cuando las palabras
se queden sin recursos
y el amor juegue
a esconderse
por las vertientes de tu alma,
allí estaré yo
con un te quiero
entre mis labios
y un te amo
en tu silencio.
Mis versos
siempre serán visibles
porque son tus manos
quien los ha escrito.
José Manuel Acosta.
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