sábado, 8 de noviembre de 2014

SUCEDIÓ EN SEVILLA

Paseando por Sevilla hoy,
una banda callejera tocaba New York New York en la campana,
compuesta por John Kander y Fred Ebb y que antes de Frank Sinatra,
la cantó Liza Minnelli sin mucho éxito.
Doblando la esquina, un aventurero se maquilla de tiempo inmóvil y horas olvidadas.
Ajeno a las miradas huidizas, el dolor silencioso de un cartón escrito,
pedía clemencia para la hipócrita moneda que se resiste
aunque escrito está : “ soy parado de larga duración, tengo hijos y sólo pido para alimentarlos”
no me paro a preguntarme cuánto de verdad puede llevar la conciencia de un bolígrafo,
ni cuánta prisa pueden llevar las calles que viajan por el silencio con
palabras bien escritas.
Me inclino portando una moneda que choca en el eco de una pequeña cajita, mirando los ojos de la tristeza compasiva y un agónico gracias que huye de las lágrimas.
Prosigo mi camino apretando con fuerzas la mano de mi mujer , nos miramos con un gesto raro, guardando la evidencia salada tras las gafas de sol.
Demasiado silencio entre tanta gente nos incomoda, y sin decir nada retrocedimos cuando tantos años juntos llevan igualdad y preguntamos ¿ has desayunado?
Sus cejas se arquean incrédulas respondiendo un no rotundo y seco.
-¿ quieres desayunar? -¿ me invitáis a desayunar?-¿ claro, qué te gustaría desayunar?
- un café no me vendría mal-¿ sólo un café? –si.
Pedimos un café con leche y me atreví a pedir una tostada ( no importa su relleno cuando la soledad es comprendida)
Una hora y media más tarde después de una historia que a cualquiera de nosotros
nos puede pasar, seguimos caminando junto a la suerte y nos perdimos en la vorágine de las historias.



José Manuel Acosta.

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