domingo, 2 de noviembre de 2014

SIMPLE

Apenas asintió con los ojos
cuando las lágrimas
ya estaban mudándose de sitio.
Sus últimas palabras
se tallaron en madera,
ocupando menos tiempo
que la justificación
de las oraciones.
Al mirarla,
su sonrisa resbalaba descalza
y pensé si allí,
caben las ofrendas
cuando se impone
tanta distancia.
Los ladrillos
la vistieron de recuerdo
y me fui
con aquella bestia
que domina mi conciencia.


José Manuel Acosta.

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