lunes, 2 de mayo de 2011

LA BELLA SOMBRA DE UN RECUERDO

Hoy he sacudido mis parpados de cristales
en la puerta del silencio,
y he difundido por mi alma los recuerdos
reposando en nuestro pasillo de juegos.
El claustro de los cipreses
alzó mis cirios
a los clavos de las pupilas,
proyectando en tu sombra
el cortejo de los Ángeles
que bautizan este poema
en la eucaristía
de mis difuntos versos.
Bajo mi lengua homicida
llevo la sedienta herida
de un corazón sin argumento

que arrugado por el tiempo en su esencia,
vivirá con tu recuerdo como herencia.
Estoy aquí…
en la evolución de mi latifundio,
estirando mi arqueológico concepto
tendencioso y elocuente
de dudas y costumbres
de infiernos y cumbres,
en un escaparate de expresiones inertes
museo de dibujos rupestres
estilizándome como vela sin llama.


José Manuel Acosta.

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