martes, 17 de junio de 2014

LA VERDAD ES UN PSEUDÓNIMO ( reflexiones existencialistas) capítulo 4

La mayor fatalidad del ser humano es creer que el talento se cultiva en compañía, cuando es la soledad la que tiene el don de verte tal como eres, si te ves en ése espejo para hablar con tu propio yo, no le cuentes mentiras, porque él sabe toda la verdad sobre ti.
Todos nacemos libres, pero somos incapaces de mantener esa libertad, cuando nos condenamos a nosotros mismos, naces de la misma forma que vas a morir, completamente solo, y en el camino en el que te vestirán de flores, necesitarás compartir tu vida, tus miedos, tus sentimientos, no hay momentos de soledad si no los buscas para reencontrarte a ti mismo.
Hemos nacido para ser amados, pero también para amar, porque fuimos creados con amor o eso dicen los sabios con porte de saberlo todo pero que nada saben ¿ cuántos hemos nacido sin amor? Cuántos habremos nacido fruto de una violación, o del misógino de turno, que impone su ley por encima del propio sentimiento que encierra el amor.
Para mí Dios no existe, dudo de su existencia, porque aún cuando existiera ¿ cambiaría algo?
creen que soy el pesimista empedernido encuadernando lágrimas en esa enciclopedia existencial que es mi vida, pero se equivocan, porque tus desesperanzas no son las mías
sé hablar con el yo, significa libertad de conciencia, detrás de mí, no hay más valores que los que muestro, que nadie legitime mi conducta, porque no espero verdugos que corten mis alas, cuando aparecen, su impronta falsedad es descubierta al instante, soy mi propia autoexistencia, eso dicen los que ven un mundo distinto al existencialista, aunque muchos me consideren un ser despreciable, pero soy mi propia existencia en las hormonas de otros.
 La vida es un engaño constante, nos engañan desde el primer día de nacer, desde Adán Y Eva, hasta la propia Navidad es un puro teatro, y en él seguimos viviendo dando por válidos todos los aplausos y ése, ése, no es el valor que le doy a la vida.
El valor de mi vida es ver la verdad en los ojos de la muerte, es dar estructura a la palabra amor como a la propia existencia, es mi responsabilidad que el corazón, mi corazón, sea libre en otras historias, como la libertad de pensar, y yo pienso que la verdad de la palabra literaria es perenne en el tiempo, es la morfina del poeta.
Soy un existencialista ateo, sólo creo en mí, en mi compromiso social ( no culpes a nadie de tus desgracias ) y si tu Dios me castiga por ello, pondré en duda hasta su propia moral, porque mi vida, está siempre en la vida de otros y así me gusta vivir y sólo así, deseo morir.
_la mayor hipocresía es que te quieran mucho cuando te has muerto_

José Manuel Acosta.

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